viernes, 13 de septiembre de 2013

Diosa de la Diskordia.

Ella y sus andares de flor, sí, de flor, porque no era humana, no podía serlo. Posiblemente ella sea una de las personas más fuertes que conozca, y es que yo sé más de ella de lo que vosotros podáis saber jamás. Que cuando sus auriculares escupen heavy metal y viking a todo volumen su mente está concentrada en escribir poesía, cosa inconcebible para los amantes de la música clásica o las voces suaves como yo.

Mi pequeña era la niña de los rizos rubios que ponía malas caras a todo lo que no le gusta, y ahora ella y su cabellera oscura se me antojan imágenes perfectas para plasmarlas por escrito. ¿Cómo es que no lo he hecho antes? Si sólo ella sabe mirar como ella lo hace, con la seguridad de alguien que, roto por dentro o no, sabe lo que quiere.

Ojalá yo supiese mirar como ella, andar como ella, reír como ella. A veces sonrío mirándola cuando duerme y me sorprendo a mi misma pensando que podría no crecer nunca (aunque no sea posible...).
Ella...

Cuántas palabras necesitaría para explicar sólo una de sus facciones. Sus ojos oscuros, su sonrisa ladeada, la calidez de sus repentinos (y a veces, escasos) abrazos.

Creo que que su pseudónimo le hace justicia: Diosa de la Diskordia.


[Recomendado, su blog es http://diosadeladiskordia.blogspot.com]

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