lunes, 29 de julio de 2013

Desconocidas estrellas.

Todo empieza por algo, y este algo empezó por una noche llena de versos, entre sábanas blancas y una luna brillante que eliminaba el miedo a la oscuridad de dos desconocidas estrellas – porque es bien sabido que quienes brillan con fuerza son las verdaderas estrellas – que buscaban hueco en sus pieles para relatar poesía de la forma más cuidadosa que la tinta de un bolígrafo barato les permitía.

¿Cómo, cómo dices, querido viento? Sí, hace dos noches me habría asustado de tus aullidos, pero hoy, juventud esporádicamente envalentonada, te desafío. Hoy siento – siendo verano – que ha llegado la primavera y las ganas de sonreír.

La tristeza no se borra de un plumazo, claro que no,  ¿En eso estabas pensando? 
Sin embargo, nada ocurre porque sí (o tal vez sí) y me gusta pensar que si alguien se cruza en tu camino tiene un por qué y... 

Dejar de meditar, eso.

Fluían, entre sábanas, los versos,
confundíanse con los besos;
los miedos,
encerrados, tras las puertas de un armario,
y sus ojos, ahí mirando
en susurros,
(rozándose los cuerpos 
en murmuros...)

Quedóse olvidado el pudor,
en perlas brillantes en la piel se transformó,
e hicieron de la guerra de versos,
el amor.



domingo, 28 de julio de 2013



Ojeras.

Vuelvo a tener ojeras. No son de largas noches en vela estudiando o escribiendo, ni siquiera de esas interminables noches de verano (como las de ahora) hablando con amigos... No. Son noches de insomnio acordándome de ti. De tus ojos, verdes, y de tu sonrisa. Al fin y al cabo, si no te escribiese, ¿sería acaso una escritora enamorada?

Supongo que mis versos se acuerdan de ti, ¿No? Tal vez ni siquiera pasees tu mirada por ellos en busca del indicio de una costra sobre la herida abierta en mi interior. Pero no soy quién para decir nada al respecto, puesto que siempre fuimos aves libertinas en el más alto vuelo que la distancia de nuestras alas podía permitirnos.

No creo estar sola mas que cuando en más medida necesito de ti. Busco mi remedio como quien busca la bella, y nunca completamente alcanzable, Libertad. El viento me golpea, cuando otras veces me acunaba, pero mi corazón esta en calma, guardadas las consecuencias del amar en una caja fuerte llena de versos tristes que jamás han visto la luz del Sol.

Y es que, mientras otros esperan al Invierno, al Frío, yo, todavía sabiéndome pequeña e inexperta en el arte de amar (al que, por ahora, me resignaré a llamar únicamente 'querer') busco la calidez de la luz solar que me haga recordar la ternura e inocencia de años pasados.


Podría declararme hija de la Luz, siendo ésta un ángel protector que algún día, en mi más oscura tristeza y desolación, se deslizará hacia mi ventana con un rayo de esperanza.

Supongo que las ojeras se irán, tarde o temprano, como todo. Tal vez, y solo tal vez, si aprendo a quererlas, a amarlas, se irán antes, por el camino que vinieron, pero se que si bien todo se va y algunas cosas vuelven, tú no volverás...

Y por eso, me digo a mi misma, 'si amas algo,  déjalo volar'.
viernes, 26 de julio de 2013



Todavía me pregunto.

A veces no nos damos cuenta de que todo llega a su fin. Hasta que estamos en esas últimas horas, esos últimos instantes, o cuando ya se ha acabado, ¿Me equivoco? No, no lo hago. Los instantes parecen volátiles, las mariposas se tornan negras, como si las hubiese chamuscado el mismísimo diablo. Y dejan de sonar los pájaros por unos instantes, la noche cubre con su manto el mundo, y mientras este mundo sigue girando, tú todavía estás parado, mirando al vacío, sin asimilar el fin, preguntándote por qué nada más se para contigo.


Podría decirte mil cosas que me callo, podría soñarte. ¿Por qué no hacerlo? Quiero despertarme con la sensación de que tus brazos me han rodeado por la noche, aunque nunca lo hayan hecho. Pero ya no es lo mismo, porque el Fin ha estado ahí, y ha derrumbado lo que había, la fragilidad de nuestro algo reducida a la rotura de la columna vertebral...

Los diablos bailan a los pies de mi cama y el veneno en susurros invade mis sábanas. Los recuerdos hacen remolinos con el humo contrastando con el blanco techo, las blancas paredes, con esta cárcel de cristal en la que me he escondido para encontrar(me). Hablando entre paréntesis, cómo no, buscando un ego que no tengo.

Todavía me pregunto si te acordarás de mi alguna noche, o sólo seré el recuerdo lejano de algo que no fue siquiera verdadero.
Y ni siquiera ha pasado tanto tiempo.
martes, 23 de julio de 2013



La chica que buscaba inviernos.

Invierno, dulce invierno. Búsqueda de calor en ese frío eterno. Cómo puedo evitar recordarlo, el invierno tiene sus matices, tiene ese algo que nos hace recordar. ¿Quién no tiene un invierno para recordar? Todavía puedo acordarme de esos dos cuerpos en la distancia buscando calor a pesar de todo. Buscándose.

Caía ya el manto frío,
sobre el suelo helado,
helado río,
sudor derramado...

Pero después el invierno se acabó y con él se acabaron las noches en calidez cándida, pero ya no siento dolor por ello. Ya el frío se ha cristalizado y el dolor se ha calmado, y lentamente, la herida cicatriza a medida que va aumentando el calor.

Ahora vamos en busca del verano. Los dos Inviernos que se juntaron para no tener frío se alejaron, para no darse tanto frío y aguardar a otro Verano que les derritiese.

Sin embargo, no todo es lo que parece ser, ¿Y si un Invierno no era Invierno como tal?¿Y si era una pequeña Primavera camuflada de dolor y frío? Tal vez por eso va buscando Inviernos que la mantengan ahí, feliz, no demasiado cálida al alejarse el frío y acercarse el calor...


domingo, 21 de julio de 2013



Incondicionalmente.

Cuando éramos pequeños, muchos de nosotros – que no todos, cuidado – dijimos ese 'quiero un perro'. Y ahora estoy volviendo a pensarlo, pero no lo digo porque claro, no está el tema como para un perro. Pero mi mente lo va cavilando, va hilando la historia, sabe cómo quiere ir.

Adéntrate, un poco, en la imagen que me he creado. Esta vez, dejo mis sueños abiertos al mundo; no los rompáis, o al menos no lo intentéis con demasiada insistencia.

Yo, sentada en un sofá... Un ordenador portátil – un MacBook, por favor – en la mesa auxiliar. A mi lado, no hay una persona; hay un perro. Un husky, con la cabeza apoyada en mi pierna, tranquilo. Es un estudio donde me hallo, tranquilo, luminoso, pequeño. En determinado momento me levanto, cerrando la tapa del ordenador. Y mirar al can, con media sonrisa cómplice al ver que alza la cabeza, se despereza y se baja del sofá detrás de ti. E irnos lejos. Él y yo, como si fuese un humano, trotando a mi lado, compañero de fatigas.”

Tal vez os esperabais más, tal vez menos. Pero yo quiero verlo así. Quiero unos ojos claros y un pelaje en el que hundir los dedos para sentir la calidez de la compañía incondicional. Quiero sentir que, cuando me vaya lejos, habrá alguien que siempre seguirá mis pasos.



La biblioteca del desastre.

Pasaste como un huracán por la biblioteca de mi historia. 

Todo tenía un sentido, un sitio, un orden. Las cartas por el suelo volvían a su lugar, sobre la mesa, apiladas, formando algo. La chica sentada en el sofá, cruzada de piernas, con un libro sobre el regazo, volvía a sonreír con tus palabras. Y entonces todo cambió.

La bonita – y horrible – sensación de haber perdido algo más invadió el alma de aquella sala, en la que se respiraba vacío de nuevo.

Lo peor es saber que no podía evitarlo, que te ibas a ir de todas formas, que vivir de mis sueños no iba a funcionar. Pero te creí, que era lo importante.
A día de hoy, sin que hayan pasado demasiadas horas de esa primera ráfaga huracanada, ya me echan en cara que mi inocencia te haya permitido pasar tras haber intentado poner barreras a mi corazón un tiempo.

Las puse. No las viste, posiblemente, al pasar, pero las puse, por dentro, en mi mente. Pero hay palabras más poderosas que todas esas vallas, que todas esas cubiertas, que todo yo. Y tú lo sabes bien. Yo también lo sabía bien. Y sabía que tenía que cuidar(me).

Ahora esta biblioteca parece un campo de batalla. La chica sigue sentada en ese butacón, abrazándose las rodillas mientras sujeta una pluma entre los dedos, un arma a sus pies, esperando ser desenfundada. Los monstruos, los fantasmas, los diablos son problemas secundarios, porque las armas apuntándola desde cada esquina, soldados atrincherados mirándola, la hacen temblar.

Y no puede evitar dejar que las lágrimas cristalinas resbalen por sus mejillas. No puede evitar romperse. Sabe que tiene que levantarse.

Sé que tengo que levantarme. Pero supongo que quiero vivir un poco más en el dolor. Por si vuelves. Por si me encuentro. Porque realmente, sé que no vas a volver. Igual que sabía que te ibas a ir, a pesar de que dijiste que no lo harías. Porque ya lo dijo House: "Todo el mundo miente". Y tal vez tenía razón, y no supe escuchar.

Nunca me gustaron las guerras, y menos aún si tengo que ganarme a mi misma.
sábado, 20 de julio de 2013



"Gris"

Supongo que no era suficiente, que no había terminado de dolerme todo pero aún así la vida ya tenía que quitarme algo más. Odioso círculo vicioso que va arrebatándote lo que quieres. 

Las lágrimas han venido a acosarme por la madrugada. He intentado contenerlas, les he dicho que se larguen, les he gritado que estoy bien, que estaré bien. Pero no me han creído, porque ni siquiera yo me he creído. Porque estoy con la estúpida idea en la cabeza de imaginarte, y no puedo. Imaginar esos ojos diciendo 'te quiero' a otros y saber que ni siquiera querrán ver a los míos. Saber que ni siquiera se acercarán.

"Sh, sh. Que te van a oír" me grita una vocecilla en mi cabeza cuando sollozo en soledad. Pero no hay nadie para escucharme. Realmente quiero gritar, quiero gritar y quiero seguir mordiéndome y arañándome. Tú no has visto los arañazos en mis piernas, la angustia roja que supuso el pensar que te ibas, el saber que te ibas, el saber que te has ido. 

Estaré bien, me digo. Sin poner fecha ni poner nada. Me resquebrajo por dentro y no es por moda. Si escribo drama no es por llamar la atención. Es porque si no lo escribo, me matará. Más de lo que esto está haciendo ahora. Estoy diciendo un "dispara, ahora" en toda regla, un disparo a quemarropa directo al alma de alguien cansado de.

Escribir cosas sin lógica, maldita sea. Escribir llorando y otras formas de sentirte sola cuando piensas que tus brazos van a acunar otro cuerpo por las noches. Como darte cuenta de que realmente, nada es de color de rosa. Ni de ningún otro color. 

Tal vez esté empezando a ver el Gris.
jueves, 18 de julio de 2013



"Nadie"

Hoy siento que me estoy perdiendo, y ni siquiera queda sitio para la tristeza en mi pecho cuando me miro al espejo e intento sonreír. ¿Quién soy ahora? Ni siquiera yo lo sé. Sin embargo, creo estar bien. Para luego, cada vez que algo se tuerce, note el vacío en la garganta y esa sensación, apatía, de repente, llegando. Para ver a la gente feliz pasar... 

Cuando ni siquiera quedan ganas de escribir y sientes que estás más cerca de la Muerte que de la vida. Cuando quieres a la Oscuridad tan cerca que puedas acariciarla. Pero cuando realmente, estás sola rodeada de la Nada. De una Nada que no te deja ver la Luna... 

Y estos ojos oscuros miran a su alrededor preguntando ¿quién soy yo?, pero nadie les responde. Nadie me responde. Tal vez no soy nadie. O, tal vez, soy Nadie.
martes, 16 de julio de 2013



¿Me concedes este baile?

Dentro de cada persona hay un mundo, un mundo iluminado de color o sumido en la oscuridad. No significa por ello que la oscuridad sea mala, simplemente son mundos distintos. Es un mundo distinto al real, por lo que... Sólo los soñadores viven "en su mundo" mientras que los demás viven en el mundo real, "con los pies en la Tierra".

Pero, ¿Y mi mundo? Sí, cuántas veces me repetirán que estoy en él. Pero es que estoy librando una batalla decisiva, intentando salvarlo. Ellos no pueden verlo, no ven las trincheras apostadas en mis costillas. No pueden ver mis campos de flores rodeados por el humo y el fuego, no pueden ver las esperanzas rotas tiradas por el suelo. 

No han visto arder las torres más altas, más esbeltas, más bellas. No han visto cómo los sueños caen al fondo de los pozos oscuros cada vez que fuerzo un "bien" y una sonrisa. No han visto la soledad de mi alma, porque por fuera se me ve rodeada de personas. No pueden entender la incomprensión, el dolor.

Mis soldados de tinta están cayendo bajo la pólvora de las armas enemigas. Los gases tóxicos están atrapándoles, destrozando mis letras, intentando proteger mis recuerdos de la devastadora idea de que desaparezcan. Aferrada a mis sábanas como una niña pequeña no estoy siendo una cría, estoy protegiendo lo que es mío.

Ellos no me han oído gimotear por las noches "mamá, mamá..." como esperando a que vuelvas. Mi ángel, mi musa. Sólo puedo apretar los dientes entre lágrimas y seguir luchando, aunque a veces no sepa ni cómo. Las palabras que nunca dije, ¿Qué hago con ellas? Las puedo escribir pero... ¿Me garantiza eso que tú vayas a leerlas?

Mi mundo se me ha venido encima, y no puedo hacer nada. A veces hay personas que me ayudan a intentar salvarlo. Que me dan algo a lo que aferrarme, pero también hay veces en las que sueltan la cuerda y miro a mi alrededor y no veo nada. Ni color ni oscuridad. Simplemente, la Nada

Muchos dirán que por qué me llamo escritora, y no se dan cuenta de que es lo poco que me queda. Aferrarme a la triste idea de que puedo escribir, que puedo mover el mundo con mis letras, aunque sea un poco. Tal vez cuando ya no esté sea cuando la gente me lea y diga que valía para algo. Para escribir. Sólo soy una chica que se cree escritora, ¿Os vale mejor así?

Sueño con el día en el que mis alas estén completamente arregladas. Qué típico, ¿No? Hablar de alas y volar... Pero estando al borde del precipicio, de mi propio abismo, ¿Qué otra opción me queda? 

Me estoy haciendo trizas por dentro mientras trato de refugiarme en las notas de la música. Las lágrimas van secándose en mis mejillas y el vacío en mi estómago va resultando cada vez más agradable. Como llegando a la calma de después de mi tormenta emocional. 

Cuánto durará, no lo sé. El tic-tac de mi reloj se ha hecho rápido y lento, lo han agarrado para que no lata más, pero siempre quedaban esas ganas de luchar por lo mío. Ser un poco menos presa y un poco más cazadora. Un poco más loba y menos cervatillo herido. 

Nunca fui de creer en imposibles, jamás dejé que la distancia se metiese en mis planes, no creí en el dolor eterno. Le he suplicado a la parca que me lleve y que me deje tranquila, le he dicho a mis demonios que no les quiero pero que no se vayan, a mis Miedos que cierren la puerta con llave hasta que llegue la noche. 

Le he llorado a personas que se han ido. Y le he llorado a personas que no tenían la culpa de estar ahí. Me he creído menos que muchos y a veces, un poco mejor que ellos. He sido hipócrita y a veces egoísta, aunque me duela admitirlo. He sido yo y he sido otra persona. He querido ser única y a veces he caído en la mediocridad.

Pero también he sido escritora. Y si escritor es el que escribe, yo escribo, lo podéis ver.

Querido anónimo, si esto todavía te parece vacío, tú dirás si puedes encontrar a alguien que esté de acuerdo contigo. Que lo habrá, sí, pero quiero creer que la gente ve un poco de lo que llevo dentro al leerme. Que puede identificarse entre mis líneas. Que algunos quieren salvarme... Quiero creerlo.

Querido mundo: No me voy a rendir. No hoy. Tengo miedo, sí, y no sabes cuánto. Pero es hora de sacar dientes y garras y luchar. Cueste lo que cueste... Cueste lo que cueste. Si esta es la música de batalla que has elegido, bailemos. 

¿Me concedes este baile, querida Muerte? Vengo a desafiarte.

lunes, 15 de julio de 2013



Sobre amor y odio.

Odiar, odiar es una palabra muy grande, poderosa, ¿Por qué la usamos con tanta facilidad? Me incluyo en el grupo de esas personas que realmente, cuando quieren decir 'me desagrada' dicen 'odio'. No, no odias... Pocas personas son capaces de sentir el odio, igual que pocas personas son capaces de amar. O tal vez - cambiando de perspectiva - todas las personas sepan odiar y amar, pero pocas lo hacen realmente. 

También ay que tener en cuenta que muchas personas usan 'amar' para 'estar encaprichado', denotando por ello cierta degradación de la expresión. ¿A cuántos nos han dicho querernos o amarnos, y han dejado solos, en las calles del Dolor, abandonados? 

¿Y si ocurre lo mismo con el odio? Todo el mundo dice odiar a alguien o algo, pero dudo que todos sientan ese sentimiento. Personalmente... Admitámoslo, no sabes odiar, chica. Lo intentas, como intentas a veces ser un poco rencorosa para cubrirte las espaldas y no te sale. 

Tal vez tenían razón cuando decían 'esa chica tiene un corazón de oro', tal vez sea una pequeña ingenua en un mundo hecho para monstruos.

“In life, monsters win” – Sansa Stark.

jueves, 11 de julio de 2013



Vacío.

Vacío, rondándome la cabeza, carcomiéndome por dentro, mordiendo mis entrañas, nada nuevo, sólo versos que me susurran que qué estoy haciendo. Tengo ganas de gritar y que me oigan, que él sepa que el vacío que dejó aquí dentro a veces no se llena. Que él no sepa si es él o es otro, da igual, el mundo sigue girando sin parar.

Y le digo a la gente que escribo para respirar y no miento, si no escribiese estaría en la cama, mirando al techo (que no comiendo techo) con el vacío en el pecho y sin letras en los labios, sabiendo que el teléfono, por mucho que lo tenga al lado, no va a sonar, y que por mucho que lloren en silencio mis ojos, nadie va a venir a calmar mis lágrimas.

¿Cómo le explico a alguien cómo funciono, si ni yo misma lo sé? Si pudiese escribirlo, describirlo. Me pregunto si alguien se acordará de mi por las noches, cuando no pueda dormir. Si pasaré por la mente de alguien en algún momento, si seguiré siendo bonita a los ojos de aquellos que algún día fueron algo dentro de mi... 

Ojos marrones, chica, ojos marrones. Era la clave.



Protegida.

Hacía mucho que no me sentía así, arropada, cuidada. El dolor iba desapareciendo lentamente de mi cuerpo, como si se lo llevase algo, como si me recorriese esa suave brisa de verano y me tranquilizase. Los ojos cerrados, a veces abriéndose para comprobar que él seguía ahí, que no se había oído. Sin embargo, al entrar en esa fase del sueño en la cual no eres capaz de abrir los ojos por mucho que quieras, y sabes que, si lo haces, te desvelarás, sólo el sonido de unas cartas se mantenía ahí, como velando por mi.

Hay recuerdos de noches de lobos hambrientos, fantasmas y diablos que estiraban sus afiladas garras hacia mi, antes de aquel día, antes de Todo.

Ahora que ha llegado la calma las trincheras en mis costillas parecen estar deteniéndose, al menos un tiempo. Deja que el cielo se despeje un poco, déjame ver las estrellas y su luz, que es la mía cuando sale el sol. Como una niña pequeña, arropada por la Luna (o por la Oscuridad, mejor), durmiendo tranquila de una vez por todas. 

No, no necesito protección por ser mujer, sino por ser humana. Porque, a veces, te encuentras tan extremamente perdida (aunque si fuese en una gran ciudad no me importaría) que necesitas una mano que te ayude a encontrar(te). 

Creía vez la luz al final del túnel, pero ha conseguido invadirlo. Son recuerdos de más a incluir en mi cajita de recuerdos. Recuerdos convertidos en un presente que no voy a dejar escapar... 

Desvaríos de medianoche. 
jueves, 4 de julio de 2013



"Escritura como forma de vida"

Cuando usas la escritura como forma de vida, el simple hecho de no escribir durante varios días resulta casi dañino. La explicación es sencilla…Es como no vivir. Y tal vez sea eso lo que me ocurra a mi. Es irónico que todavía me miren y me consideren viva, cuando en mis ojos se ve claramente la decepción sufrida por el alejamiento de algunas personas, cuando se ve el profundo abismo frío y oscuro que antes no estaba ahí. En mi sonrisa (cuando sonrío, que cada vez me sale menos) puede notarse la tensión, y más sentimientos que no puedo definir con palabras...

A algunos la idea de vivir por la escritura les sonará estúpida, pero a mi, a esta chica que escribe con prisa y sin pausa en un teclado de teclas blancas, oyendo gritos de fondo y con el cansancio marcándose bajo sus ojos (sí, lo llaman ojeras, tú no las ves, pero para alguien que nunca las tenía, esa leve sombra significa algo), escribir significa vivir, y dejar de hacerlo, morir. Abismo oscuro el de la muerte, ¿No crees? 

En algunos sueños sueño (válgame la redundancia de mis anteriores palabras) que alguien me apunta con una pistola, que le suplico que apriete el gatillo, pero esa no es mi forma de morir. Mi forma de morir no es rápida, no con un disparo, una herida de bala, sangre, una caída, y un fin. Mi muerte es tortuosa y lenta, agónica casi, tendiendo hacia la vida de vez en cuando, cuando agarro un bolígrafo e intento revivir mis letras muertas. 

¿Por qué?¿Para volver a caer? A veces ni yo me entiendo. Las musas danzan a mi alrededor, como burlándose, de la presa de la muerte, que me agarra pero no tira, está esperando a que mi última gota de sangre (tinta) caiga sobre mi lápida (el folio) para hacerme pedazos.

Ojalá (y digo ojalá porque se utiliza, generalmente, para cosas que difícilmente se cumplirán) algún día alguien lea mis palabras y reconozca algo en ellas, un atisbo de talento, 'de algo'. Tal vez sea un sueño, pero las lágrimas en mis ojos al ver autores noveles sacar su primer libro significan una cosa: 'Yo también quiero llegar hasta ahí'. El problema es el 'yo también quiero'. ¿Dónde está mi determinación? No, esa frase tendría que ser 'Yo también voy a llegar hasta ahí'.

Pero cuando no me encuentro a mi misma, me cuesta ver el camino, que se desdibuja (¿No he hablado de ese camino antes, algún otro día?), no encuentro tampoco esa fe ciega en mis capacidades. No sé si alguna vez la habré tenido, pero había gente que la tenía. ¿Seguirá habiéndola? 

Algunos critican el que me llame escritora a mi misma, pero escritor es quien escribe (Pimeys tiende a enseñarme frases que grabar en mi memoria) y yo escribo. El cómo de bien no puedo decirlo yo puesto que no tengo potestad en este tema. Y qué más da. No seré la mejor, tal vez nunca (estoy recargando fuerzas para apostar alto) mas creo que debo intentarlo.

Será una tarde de escritura, sin duda. El tic-tac (o bum-bum) de mi corazón todavía no se puede terminar, mucha tinta queda por derramar sobre blancos e inocentes, puros y brillantes folios y mucho por teclear. No puedo abandonar, no todavía.
 

Plantilla hecha por Living a Book.